martes, 1 de noviembre de 2016

Pedro Sánchez se quitó la careta

Dijo muy acertadamente Napoleón, que en política, hay que sanar los males, jamás vengarlos. La evidente ruptura del PSOE, y por ende, su rendición en la investidura de Mariano Rajoy hacen de sus próximas primarias, algo inédito en la historia del partido. Nunca tantos socialistas se habían preguntado si realmente este partido encarna los valores y principios del socialismo. Y quien fuere el defensor acérrimo del NO a Rajoy en su momento, demostró en una entrevista con Jordi Évole, hará escasos días, que Pedro Sánchez se ha quitado la careta.

El nuevo discurso de Sánchez podría catalogarse, cuánto de menos, de realista. La crítica a los poderes fácticos, oligárquicos y sus presiones sistemáticas, además de reconocer errores con la formación de Pablo Iglesias, ha hecho que la ciudadanía vea con otros ojos a Pedro Sánchez. Tal vez por eso mismo. Por acercarse a Podemos y no a lo establecido por una gestora, que ha impuesto a sus votantes la decisión más importante de su historia. 

Lo que es evidente, es que Sánchez ha demostrado ser un hombre de dos caras. En sus manos tuvo la oportunidad de que España tuviera en la actualidad un gobierno progresista, pero los vetos ganaron al consenso. A pesar de su arrepentimiento por la toma de decisiones en el pasado, nada o poco valen estos lamentos. Por ello mismo, Pedro ha renunciado a su acta de diputado para viajar por toda España, y así escuchar a los socialistas que no tuvieron voz, a esas bases que apartaron de lo riguroso llevándolas hacia la irrelevancia. 

Recuerdo decir a Javier Fernández, presidente de la actual gestora del PSOE, que Sánchez intentó podemizar el PSOE por consultar a las bases. No es de recibo, que todo lo que tenga que ver con una democracia interna más participativa, tenga aires podemitas, sino más bien debería tenerlos de sentido común. Y en esta iniciativa, ha tenido y tiene el respaldo de la gente, que más tarde o más temprano, son el motor que impulsa al político de turno, hacia el poder.

Tal vez por esto, Pedro Sánchez salga más reforzado que nunca, a pesar de haber dejado entrever su filosofía de Groucho Marx: "Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros".

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